Así de repente me voy dando cuenta en el error en el que caigo, estoy mal. Abandonar mi humanidad así como así es muy vano, un tanto mezquino, pero ya lo hice. Caí en lo confines más poderosos de la oscuridad y he tratado de escapar pero ya me quedé encadenado a mi vida... a mi muerte.
Luchando contra la adversidad me encuentro, ayudandome a ayudar y pereciendo por dentro. Mientras mis lágrimas mojan el suelo y mi alma se escapa entre mis manos.
Ya no puedo hacer nada más, solo debo estar sentado a una considerable distancia de lo demás y sabia que esto era malo. Comienza un proceso de muertes y sangre una por una van cayendo mis creencias como cirios fúnebres y sangre alrededor. La muerte está de mi lado, el problema es que sentía como el hormigueo de este sentimiento me iba abrazando, hasta volverme loco -¿Más?- pienso yo. De pronto desperté y sabia que todo era una ilusión provocada por mi mente y el sueño.
Era hora de levantarme e ir a la escuela, el trayecto era normal pero, tenía ese sentimiento de que hay algo mal. Llego a la escuela y me siento con mis amigos Felipe y Moises. Reimos y chachareamos como siempre. Pero sigue ese sentimiento, -Vamos por la guajolota- dice Moy. Nos levantamos y salimos. Regresamos a nuestro sitio y comenzamos a alimentrarnos, de pronto volteo a ver a Felipe, me mira a los ojos y me dice -¿Tu por que comes? Si ya estás muerto- Estaba atonito ante lo que me dijo Felipe, no lo podía creer. ¿Era mi imaginación? La respuestra llegó de prisa...
Me levanté de golpe de la silla, me había quedado dormido con la computadora encendida.
Historia dedicada a Cesar, Felipe y Moises.
Imagen extraida del Blog: "http://larosticeriadelpollo.blogspot.com/2008/07/kilometro-18.html"